Esta oportuna secuela del popular proyecto inspirador de Agricultura Apoyada por la Comunidad (AAC) está destinada a guiar este movimiento de rápido crecimiento hacia la siguiente fase de su desarrollo.
Los autores ofrecen ejemplos muy prácticos e información que será de utilidad tanto para los agricultores como para los co productores y accionistas, sin perder de vista el corazón y el entusiasmo que hacen de la CSA un elemento central de la renovación de la agricultura.
Al material de la edición original se añaden dos nuevos ensayos de Trauger Groh que tratan de las cuestiones económicas, legales y espirituales que rodean al movimiento CSA, y del papel de los animales domésticos en las granjas CSA, mientras que Steven McFadden aporta varios artículos nuevos sobre el contexto y el alcance de las granjas comunitarias.
Se incluyen nuevos perfiles de cinco granjas, y las «biografías» de la primera edición de 1990 se reimprimen y actualizan con informes sobre su situación actual y las lecciones aprendidas durante los años transcurridos.
En los apéndices ampliados se ofrecen sugerencias para poner en marcha granjas de CSA, se examinan las cuestiones relacionadas con la adquisición y tenencia de tierras, se ilustran ejemplos de perspectivas y presupuestos de granjas y se ofrecen extensas listas de recursos y sugerencias de lecturas adicionales.
Una CSA (Granja apoyada por la Comunidad) es una organización comunitaria de productores y consumidores. Los hogares de los consumidores viven de forma independiente, pero se comprometen a apoyar en forma directa a los agricultores locales que producen sus alimentos. Los agricultores se comprometen a hacer todo lo posible para proporcionar alimentos en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las necesidades y expectativas de los consumidores. De este modo, las explotaciones y las familias forman una red de apoyo mutuo. Dentro de este marco general hay un amplio margen de variación, dependiendo de los recursos y deseos de los participantes. No hay dos granjas comunitarias del todo iguales. Los autores han intentado seleccionar ejemplos que muestren una gran variedad de enfoques para las granjas del mañana.
Como ocurre con muchos nombres comodín, el término agricultura apoyada por la comunidad o CSA es algo engañoso. Implica que el problema es el apoyo especial a la agricultura. Por importante y necesario que sea, es secundario. Aunque pueda parecer un punto delicado, la necesidad primaria no es que la granja sea apoyada por la comunidad, sino que la comunidad se apoye a sí misma a través de la agricultura. Esto es esencial para la existencia, no una cuestión de conveniencia. No podemos elegir entre cultivar o no, como no podemos elegir entre producir televisores o no. Así que tenemos que cultivar o apoyar a los agricultores, cada uno de nosotros, a cualquier precio. No podemos renunciar a ello porque nos resulte incómodo o poco rentable.
Dado que nuestra existencia depende sobre todo de la agricultura, no podemos confiar esta actividad esencial únicamente a la población agrícola, menos del 1,9% de los estadounidenses. A medida que la agricultura se aleja cada vez más de la vida del ciudadano medio, es cada vez menos capaz de proporcionarnos alimentos limpios, sanos y vivificantes o un medio ambiente limpio, sano y vivificante. Una pequeña minoría de agricultores, cargados de deudas y sobrecargados de responsabilidades, no puede satisfacer las necesidades de toda la población.
Cada vez más personas se dan cuenta de ello y están dispuestas a compartir las responsabilidades agrícolas con los agricultores en activo. Fruto de este impulso, entre 1985 y 1990 se desarrollaron en América hasta sesenta CSA, y muchos cientos más entre 1990 y 1997. De entre ellas, los autores han seleccionado varias explotaciones diferentes como modelos. En reconocimiento de que el deterioro de nuestro sistema agrícola está causado con frecuencia por nuestro sistema monetario, hemos hecho un esfuerzo especial por explorar nuevas formas de financiación agrícola.
Algunas cosas son típicas de todas las granjas apoyadas por la comunidad. En todas ellas hay una gran dedicación a la calidad; la mayoría son granjas ecológicas o biodinámicas, la mayoría muestran una gran diversificación, la mayoría son organismos integrados en la granja que tienen su propio ganado y, por tanto, su propia fuente de estiércol, o apuntan en esa dirección. En todas ellas, trabajan de modo regular, muchas más personas por cada cien hectáreas que en las explotaciones gestionadas de forma convencional; y en general hay mucha más gente participando en todas las dimensiones de la vida agrícola: trabajando, descansando, almacenando, comprando, celebrando. Este elemento humano es de enorme importancia. Demuestra que estas granjas tienen algo que ofrecer más allá de una buena comida. Incorporan elementos educativos y culturales que despiertan el interés de mucha gente. Además de alimentos limpios, sanos y vivificantes, y de una importante contribución a la mejora del medio ambiente, los elementos educativos y culturales constituyen el tercer gran regalo que pueden ofrecer las granjas del mañana.
Ni la vida urbana ni la suburbana de hoy son suficientes para un desarrollo humano sano y continuado. En el futuro, para que los hombres y las mujeres – en especial los niños y los adolescentes- tengan la experiencia nutritiva para el alma que necesitan, deben tener la oportunidad de participar en forma activa y creativa en organismos agrícolas llenos de vida.
El crecimiento de la Agricultura Apoyada por la Comunidad ha sido muy rápido. En 1997 se calculaba que había 1.000 CSA en Estados Unidos, con unos 100.000 hogares (7600 CSA al presente 2023), y muchas más explotaciones similares en otros países. Sin embargo, la agricultura comunitaria se encuentra todavía en la fase inicial de desarrollo.
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